miércoles, 25 de marzo de 2009

Tiempo fuera

Mi notebook fue a parar de urgencia a la posta y estoy actualizando mi tarro viejo de escritorio, así que estaré fuera de las pistas por esta semana.

Tengo un montón de cosas que escribir partiendo por mi cambio de opinión con respecto a la donación de órganos (en cuanto renueve mi carnet, revoco mi decisión de ser donante), que defenderé como es debido como se costumbra en este blog.

Pasando a otros temas, el sábado cumplí oficialmente (tan oficialmente como puede ser una relación que comenzó con un café después de una tarde de cine con amigos) cuatro años y medio con mi novio. Y más feliz me pone que estemos pasando por un excelente momento. No sé muchas cosas en esta vida, pero si sé que lo quiero a él, que lo amo y que la perspectiva de que él sea lo último que vea al acostarme y lo primero que salude al despertarme es la más dulce que me puedo imaginar para mi vida.

Me despido hasta nuevo aviso con una sobredosis de azúcar sólo apta para hipoglicémicos =P

I love that you get cold when it's 71 degrees out. I love that it takes you an hour and a half to order a sandwich. I love that you get a little crinkle above your nose when you're looking at me like I'm nuts. I love that after I spend the day with you, I can still smell your perfume on my clothes. And I love that you are the last person I want to talk to before I go to sleep at night. And it's not because I'm lonely, and it's not because it's New Year's Eve. I came here tonight because when you realize you want to spend the rest of your life with somebody, you want the rest of your life to start as soon as possible.

Harry en "Cuando Harry conoció a Sally"

Read more...

lunes, 16 de marzo de 2009

Cambia todo cambia

Love is all a matter of timing

Nos conocimos hace ya varios años. Recuerdo que fue una "amistad a primera vista": mirarse y saber que el otro está en la misma parada tuya, que te entiende y que el mundo se pinta con colores similares ante la vista de ambos.

Nunca pasamos mucho tiempo juntos ni jamás nos convertimos en la sombra del otro. Éramos compinches que cada cierto tiempo se "ponían al día" en una larga conversación sobre el pasado y el futuro, sobre lo que había ocurrido en el intertanto que el otro no estaba y lo que creíamos/queríamos que ocurriría.

Es un instante de infinita alegría cuando encuentras en el mundo a alguien en quien confiar y con el que compartir un pedazo de esta vida. A alguien con quien puedes llorar y reir sin sentirte un estorbo. Alguien al que le bastan tan sólo una mirada o un gesto para entender que quizás hoy no estás bien, que necesitas un helado o que quieres un abrazo. Alguien con quien el silencio es una forma de comunicación más.

Nosotros teníamos esa conexión especial y quizás nuestro error fue creer que siempre la tendríamos. Pensar que la gente no cambia, que la vida no nos cambia...

Hace mucho tiempo que no hablo con él como lo hacíamos antes, cuando podíamos pasar horas y horas conversando, ya fuese en persona o por msn, de un cuanto hay. Nos reíamos de nosotros mismos y de la vida, arreglábamos el mundo y filosofábamos obre la inmortallidad del cangrejo. Ahora, en cambio, parece que todo acabara en el saludo cordial: "Hola, cómo estás?", "bien y tú?". Y las palabras se agotan.

No es por falta de cariño ni de curiosidad. Es, simplemente, porque ya no nos entendemos. Porque ya no estamos al tanto de la vida del otro y, lo que es aún peor, nos cuesta mucho estarlo porque a poco de intercambiar un par de frases comienzan los malentendidos... él ya no entiende mi humor ¿o será que yo cambiado mucho?

Las últimas veces que hemos intentado comenzar una conversación casi siempre terminamos discutiendo por idioteces. Él no entiende mis ironías y yo no entiendo que no entienda. Yo jugueteo con el sentido de las palabras y él piensa que no me tomo la vida en serio. Cada vez que le digo que nos juntemos, me dice que no tiene tiempo, entonces le propongo que, como él siempre está más ocupado que yo, me llame cuando tenga tiempo y yo me lo hago, pero se queja de que yo debería llamarlo.

Varias veces he tirado la toalla y pensado que esto no da más, que lo tendré que enterrar como un muerto más en el corazón. Pero después no puedo evitar sentirme mal y tratar de arreglarlo, reconstruir el puente... Y me da la impresión de que, cada vez que me saluda, él intenta hacer lo mismo. El problema es que hablamos idiomas distintos.

Es triste ver cómo nuestros intentos fracasan una y otra vez. Es triste ver que no hay pegamento que funcione. Yo lo quiero muchísimo, pero en este momento sé que no hay nada que pueda hacer para mejorar la relación, al contrario, cualquier intento de acercamiento produce un alejamiento mayor.

No tengo ninguna conclusión para esto, simplemente pienso que así como alguna vez nos vimos y fue como reencontrar a un hermano, y ahora parecemos dos extraños, quizás en algún momento esto útlimo también cambie. No digo que vuelva a ser como antes, pero tal vez la relación -y nosotros mismos- volvamos a transformarnos y nos reencontremos. Que volvamos a hablar el mismo idioma para poder decirnos otra vez cuánto nos queremos.

En la amistad, como en el amor, también hay que encontrar el tiempo y el espacio adecuado...

Read more...

viernes, 13 de marzo de 2009

Examen siniestro

Novio a novia: el espermiograma arrojó un total de 378.400.000 espermatozoides. Imagínate: trescientos setenta y ocho millones cuatrocientos mil posibilidades...

Novia a sí misma: OMFG!!! o_O!

Read more...

jueves, 5 de marzo de 2009

Defensa de los idiotas

Hace un tiempo discutía con un amigo (que tiene una inquebrantable y absurda fe en el ser humano) a raíz de una idea surgida a partir (de lo repulsivo que nos resultan los gordos) del problema de la obesidad.

Con mi novio y una amiga sugerimos que alguien que mantiene evidentes conductas de riesgo para su salud como consumir exceso de azúcar, grasas recontra saturadas, alcohol, drogas (incluido el cigarrillo, obviamente), entre otras cosas, debería pagar un seguro de salud más caro.

La razón es obvia: ¿por qué yo –que no fumo-, a través de mis impuestos le tengo que estar pagando el tratamiento a un pelotudo que ahora tiene cáncer de pulmón, de garganta y que habla por un tubito en la tráquea? Claro, muchos me ofrecerán el argumento de la solidaridad humana. Pueden guardárselo. La solidaridad termina donde comienza el hacerse cargo de sí mismo.

¿Quieres fumar? Perfecto, pero hazlo lejos de mis pulmones y de mi comida (porque a mi sí me gusta saborear lo que como) y abona desde ya a tu seguro de salud para costear el tratamiento de tu futuro cáncer.

Creo que todos tenemos derecho a matarnos como mejor nos parezca, pero sin por ello interferir en la vida (ni en el bolsillo) del resto. ¿Eres una bola de grasa con diabetes temprana y altas posibilidades de generar cardiopatías porque te has pasado toda tu vida pidiendo McCombos? No vayas a exponer tu caso (y menos tu horrible cuerpo) a la televisión y, por favor, deja de quejarte porque el Estado no cubre completamente tu cirugía para que te corcheteen el estómago o tus medicamentos, porque gran parte de esa plata sale del bolsillo de gente normal que trabaja y trata de cuidarse y no come como un chancho.

Y eso que no están contando Latinoamérica!

Y aquí es donde entran en conflicto los idiotas. Un idiota (definición para efectos de este post) es aquel que no puede o no quiere hacerse cargo de sí mismo, ya sea porque tiene un coeficiente intelectual muy bajo o porque simplemente le importa un huevo (por ejemplo, cuando Homero Simpson decide volver a meterse el crayon en la nariz para seguir siendo un idiota feliz). Vale decir que en el segundo caso también puede darse que un idiota no quiera seguir siendo idiota y viceversa, de los arrepentidos es el reino... dicen...

Un idiota es aquel que no sólo atenta (consciente o inconscientemente) contra su propio bienestar, sino también el del resto (que es finalmente lo que más me importa). Un idiota es el que maneja a 180 km. por hora estando borracho sin pensar que puede matar a otro, es el que fuma encima de su hijo, es el que se preocupa porque a su hija la discriminan por gorda y sigue llevándola al McDonald’s todos los fines de semana. En el fondo, un idiota es un inepto social.

En ambos casos, sea o no por decisión personal, me parece justo que el idiota tenga derecho a dañarse a sí mismo, pero sin dañar a otros. El problema es que el idiota, al ser idiota, usualmente no hace esta diferencia. Mi amigo, depositando ciegamente su confianza en una raza que lleva 5 mil años dando muestras de su imbecilidad, acude al argumento educativo. Claaaro, es que hay que educar a las masas para que aprendan, la educación todo lo arregla, etc. Me parece un argumento de una inocencia y buena voluntad extrema. Además, es un argumento tremendamente injusto con los idiotas.

La educación parte de la base que todos podemos alcanzar un nivel de razonamiento básico para ponernos de acuerdo. ¿Y qué pasa con aquellos que no lo alcanzan? ¿Los excluimos? (es una solución, pero estoy tratando de ser “realista” y “tolerante”). Un idiota con un nivel de desarrollo psicosocial que apenas alcanza al de un niño de 10 años (es cosa de verlos en cualquier programa de TV, especialmente los de casos judiciales) no tiene porqué ser capaz de entender que su conducta lo daña a él y al resto... pero sí puede entender que algo que merece un castigo (en forma de reprobación social y alza impositiva, por ejemplo) es, por ende, es malo.

¿Acaso los que fuman, los que se intoxican, los que comen 10 panes diarios, no saben que eso es malo? C’mon!!! Aunque repartiéramos instructivos, hiciéramos una cátedra escolar obligatoria o les fuéramos a enseñar a sus casas como predicadores de poca monta es iluso, y más aún injusto, suponer que toda la población va a responder de igual forma, que todos nos convertiríamos de la noche a la mañana en gente responsable de su propia vida y respetuosa de la del resto. Y aunque lograran entenderlo muchos lo seguirían haciendo, en eso consiste su idiotez. Simplemente hay mucha gente que por elección o por naturaleza no sabe lo que es mejor para ella y los que la rodean (por eso mismo el voto tampoco debería ser igualitario y universal, pero eso es parte de otro post).

El ejemplo máximo del idiota con poder para hacer mucho daño. Poder entragado por millones de idiotas tanto o más peligrosos.

¿La solución? La más antigua y efectiva: el látigo y la zanahoria. ¿Quieres fumar? Perfecto, pero en los lugares autorizados y pagando casi un 80% de tu tabaco con nicotina y alquitrán en impuestos que (en mi Estado autocrático) irían a un fondo de salud para los tratamientos del cáncer de pulmón. ¿Eres un gordo asqueroso que se atiborra de bebidas gasificadas con exceso de azúcar y hamburguesas hechas con grasa y refritas en más grasa? Bien, paga un 50% más de su valor en impuestos destinados a pacientes con tratamientos por diabetes, colesterol alto y enfermedades crónicas al corazón.

Simple y justo... quizás demasiado simple y demasiado justo para esta sociedad de idiotas.

Read more...

lunes, 2 de marzo de 2009

Secretos de dos, no son sólo de dios

Por suerte me confesé sólo una vez en mi vida, para mi primera comunión (que por lo demás la hice media obligada; fui 'mora' hasta los 14 años). Y por suerte los pecados de una niña tímida y medio antisocial de 14 años son una fomedad: que a veces le grito a mi hermano, que me saqué un 4,8 en matemáticas, que también le pego coscorrones y que no hago todos los deberes de la casa... no sé, a estas alturas ya ni me acuerdo qué carajo le dije al cura. Qué más daba.

Pero a los grandecitos que tienen ese (mal e insano) hábito les informo que por mucho que el curita les prometa secreto de sumario, que nadie se va a enterar de sus andanzas y que por 5 padrenuestros y 3 avemarías, dios los volverá a mirar bonito, al final del día puede que sus pecadillos vean la luz del sol.

Claro, no dicen específicamente que Periquito Los Palotes se acuesta con la vecina mientras su esposa trabaja, pero a los astutos del Vaticano se les ocurrió tomar esos valiosos (y sucios) datos para hacer una investigación. ¿Conclusión? La lujuria, un pecado de hombres; la soberbia, el preferido de las mujeres.

¿Mi conclusión? Pecado y secreto a veces son conceptos muy amigables entre sí. Si tienes uno que disfrute ambos atributos, mantén la boca cerrada... o cuéntalo en una buena novela.

Por eso, creo que es más seguro lo que decía el protagonista de "Con ánimo de amar" y "2046" de Wong Kar Wai (bellas pelis, si puedes, véanlas):


Do you know what people did in the old days when they had secrets they didn't want to share? They'd climb a moutain, find a tree, carve a hole in it, whisper the secret into the hole and cover it up with mud. That way, nobody else would ever learn the secret...

Read more...

Seguidores

Lo que leo

Myriam's bookshelf: read

Sobre Hombres Y Damas/ About Men and WomenLa Loca de La CasaEl enfermo imaginario / El médico a palosGrandes Pestes De La Historia / Disease and HistoryLas Seis Esposas De Enrique VIII/ the Wives of Henry VIIIPirómides

More of Myriam's books »
Myriam's  book recommendations, reviews, favorite quotes, book clubs, book trivia, book lists

Postre

  © Blogger templates The Professional Template by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP