miércoles, 28 de abril de 2010

Una casa sin libros

Decía Edmundo de Amicis que una casa sin libros era un casa sin dignidad, no sé si yo sería tan dura, pero al menos me parece que una casa sin libros es una casa vacía. No sé a ustedes, pero a mí, las casas donde no hay libros me producen una sensación extraña, como si nadie pudiera vivir ahí realmente. Es como si todas las figuritas de loza, porcelana o cristal que llenan las repisas fueran insuficientes, sólo un escenario de cartón piedra, una mascarada de un hogar.

En un país como Chile, donde tener más de 100 libros ya es considerado sobre la media (aunque para mí sea una mini biblioteca como para comenzar), es difícil encontrar una casa con una estantería donde haya algo más que los libros que les piden en el colegio a los niños, una guía de teléfonos y una Biblia.

No recuerdo cuándo exactamente me comencé a fijar en esto, pero debe haber sido poco después que comenzara a visitar las casas de mis amigas del colegio. Al principio fue una sensación de extrañeza parecida a la que te produce tomar el té en una taza que no es la tuya, con una cuchara que no es la tuya y sentada con gente que no es tu familia. Se sentía raro. Pero al menos vajilla y cubiertos vas a encontrar en todas las casas. Ver las estanterías repletas de chucherías y fotos de familia se sentía definitivamente anormal. Era como ver una casa sin techo, no sé.

Hasta el día de hoy tengo la manía de fijarme dónde están los libros en las casas que visito. Hay sitios maravillosos como la casa de mis tíos en Concepción o la casa de mis suegros, donde hay libreros que van del suelo al techo y uno se puede pasar horas hojeando libros y descubriendo pequeñas maravillas*.

Las casas sin libros, en cambio, me parecen poco interesantes. Claro, pueden contener cosas interesantes para quien las habita: fotos, recuerdos e historias, que al resto nos importan un pepino. Los libros en cambio, por muy personal que sea la selección, son universales. Puedo ver un Tolstoi, un Eco o un Wilde en cualquier parte y siempre va a significar una sonrisa (y ganas de sacarla de la estantería y leerlo ahí mismo de ser posible).

La biblioteca de Neil Gaiman. Un sueño.


Supongo que es una cuestión de familia. No crean, no vengo de una familia adinerada ni de la crème de la crème intelectual, como diría un profe de cine que tuve en la universidad, con suerte llevamos unas cuantas generaciones usando zapatos. Sin embargo, los libros siempre han sido un tema en esta casa. Mi bisabuelo era empleado en una salitrera, vivían en una casa minúscula** y les pagaban en fichas para comprar en el mismo local de la oficina salitrera, la pulpería. Sin embargo, y no sé cómo, mi bisabuelo encargaba todos los meses libros y revistas a Iquique. Como postal de antaño, mi tía abuela me cuenta que después de cenar los hermanos se sentaban en el suelo de la pequeña salita de estar a escuchar los cuentos que les leía su papá.

Lo reconozco, los libros son una parte importante –importantísima– de mi vida. Y me es difícil imaginar que exista gente a la que les dé igual o, peor, para la cual sean un estorbo, una cosa sin mucho sentido. Supongo que prefiero pensar que es porque no los conocen, porque nunca han leído algo con lo que se sientan representados, algo que los haga correr, volar, amar, reír, llorar, u odiar.

Mi sueño de cabra chica mentira, todavía lo tengo, tener la biblioteca de la Bestia =)


* Así descubrí uno de los últimos libros que he leído “Las seis esposas de Enrique VIII”, sobre una época histórica que desde chica me ha fascinado y que, para mi buena suerte, encontré un día en casa de mis suegros.
** Él, librepensador radical, decidió no ocupar las casas destinadas a las personas que hacían trabajo de oficina (era contador), sino que prefirió una de las casas que le daban a los mineros. ¿De dónde creen que saqué mi faceta reclamona, crítica e insatisfecha? =P



PD: Hoy estoy dichosa porque paseándome por la Feria del Libro de Plaza de Armas encontré unos libros a precios ridículos. "En la bahía" de Katherine Mansfield, "Amantes y enemigos" de Rosa Montero, "Dos cuentos de Canterbury" de Geoffrey Chaucer y uno pequeñito de Pérez Reverte (“Sobre hombres y damas”) a luquita =P

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miércoles, 21 de abril de 2010

Pensamiento mágico

Es lamentable que después de años de discursos apelando al pensamiento mágico se lo haya terminado asociando a las mujeres. A algunas psicólogas (y pseudo psicólogas chantas) les encanta sacarlo a colación cada vez que pueden. Para ellas el pensamiento mágico reside en la mente femenina, siempre tan dada a la fantasía, basta echar un vistazo a la publicidad dirigida a nosotras y a eso que insisten en llamar “literatura femenina”.

Más allá de los prejuicios y las etiquetas vacuas, creo que el pensamiento mágico es algo bastante más complejo y universal, enraizado en nuestra cultura mucho más de lo que creemos. Pensamiento mágico es, para mí, esa maravillosa facultad para hacer responsable a la nada de un todo, para darle sentido a lo que no lo tiene, para encontrar respuestas donde no hay más que preguntas.


Una cosa es suspender la incredulidad en un show de ilusionismo o en el cine. Otra muy distinta hacerlo por la vida.


Hace unos días me abordó en la calle una vendedora de esa secta llamada Herbalife. Iba con tiempo así que decidí que medir mi índice de grasa corporal no era una mala idea. Me llevó a un edificio cercano, me preguntó cuánto medía, me pesó, calculó mi índice de masa corporal* y luego me pidió que sostuviera un aparatito entre mis manos que supuestamente mediría la cantidad de grasa en mi cuerpo. Me presté para eso también.

Mientras lo sostenía, le pregunté cómo funcionaba el asunto, cómo diablos, con sólo tomarlo, podría decirme qué porcentaje de mi cuerpo era grasa (sin decir qué tipo de grasa era tampoco, que hay distintas y algunas necesarias). Me miró entre divertida y desconcertada y me respondió que cómo iba ella a saberlo.

Ella: es como saber cómo funcionan los celulares o los computadores…
Yo: … (por un breve segundo pensé en explicárselo con peras y manzanas).
Ella: lo importante es que funcionen.
Yo: … (cada vez más sorprendida tratando de poner cara de ‘sí, obvio’).
Ella: no, yo no tengo idea como funciona, lo único que sé es que aparece el numerito y listo. Imagínate si uno supiera cómo funcionan todas las cosas que usa… jajaja – traté de reírme con ella, pero la verdad terminé riéndome de ella y de mí–.

A estas alturas de la “conversación” estaba absolutamente pasmada. Vale, no me sorprende la capacidad de ignorancia de las personas, pero me enerva que ni siquiera tengan una mínima cuota de curiosidad en su interior. ¿Cómo demonios no van a querer saber cómo funcionan las cosas que usan diariamente? Nadie les pide que se metan en los circuitos o sean técnicos (yo tampoco lo soy), pero al menos tener una idea general de su funcionamiento hace que podamos responder adecuadamente cuando eso, por algún motivo, deja de funcionar.

Claro, el asunto no es tan sorprendente si pensamos que desde pequeños a muchos niños (la gran mayoría) les dicen que hay un señor viejo y barbudo en el cielo que creó todo lo que conocemos de la nada porque un buen día se le dio la gana y que vigila todas las cosas que hacemos. Cuando la gente piensa que hay que “dejar las cosas en las manos de Dios” porque “él proveerá”, cuando se tiene más fe en la cura milagrosa que en el saber científico, cuando el presidente de un país se hace eco de mitos urbanos y dice que “el pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos, tienen desviaciones en su ser como hombres”.

La religión es una inmensa fuente de pensamiento mágico, con todos sus dioses, santos, mártires, plegarias, rituales y tradiciones, donde el hecho de “tener fe” muchas veces **equivale a decir “porque sí”, a una respuesta grandilocuente y vacía. Creo que ese es el mayor pensamiento mágico del mundo… y ha sido creado y dirigido siempre por hombres.



* Por primera vez en años tengo un IMC normal en vez del típico “por debajo de la media” que me acompañó por tantos años.
** La mayoría.

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viernes, 9 de abril de 2010

Talento y redención

Estos últimos años los programas de talentos se han multiplicado. Creadores de franquicias como American Idol o Britain’s got talent deben haber ganado millones vendiendo el formato a otros países. Sin embargo, lo que más me llama la atención de estos concursos son los personajes que han creado.

Gente como Susan Boyle, o más recientemente el chileno Freddy Amigo, representan los íconos de este tipo de programas… pero no sólo de eso. Los casos de Boyle y del chileno son, a mi juicio, un mea culpa público de sociedades discriminadoras y maltratadotas que, en una especie de redención elevan a la categoría de ídolos a los que normalmente serían los nerds del curso, los chicos a los que les harían bullying.

La vieja gorda y fea, a quien todos miran con desdén, va y canta bastante bien. No, no es que sea una lumbrera del canto, simplemente les cerró la boca a aquellos que pensaron que iba a maullar como gato, a aquellos que la miraron de arriba abajo y arriscaron la nariz con esta inglesa con acento de provincia, desaliñada y risueña. Pero eso no significa que Boyle lo haga perfecto. Como mucho convengamos en que tiene talento, sí, bastante, pero falta que lo pula y lo trabaje más.

Para decirlo en términos simples hay cientos de cantantes posiblemente iguales o mejores que Susan Boyle. Lo que hace que esta última tenga el éxito que tuvo no es tanto ella como nosotros.



No me considero alguien que tenga un gran oído musical, aunque trato de educarlo. Crecí escuchando ópera, escuchando a mi papá cantar óperas con su vozarrón que inundaba la casa entera, y también escuchando sus comentarios y críticas sobre otros cantantes de ópera. Su favorito “actual” era Pavarotti, de los antiguos se quedaba con Ramón Vinay y Enrico Caruso.

En la familia de mi mamá también se escuchaba ópera. El favorito de mi tía es Plácido Domingo. Desde pequeña que lo escucho cantar Granada, creo que me la sé de memoria, por eso cuando escuché a Freddy Amigo tratando de cantarla casi me da un ataque. Posiblemente haya detectado la décima parte de los fallos en la ejecución e interpretación que una persona con el oñido más educado, pero aún así, es evidente que desafina, hay notas que no toma bien o a las que simplemente no llega.




El impacto de Freddy Amigo es, al igual que el de Susan Boyle, más por su historia y las circunstancias que por su real talento. Llega un tipo gordito, bajo y moreno, la antítesis del sueco promedio, y más encima chileno que –oh maravilla–, no es lanza. Un chileno que, como muchos de los que se fueron a Suecia y otros países con un poderoso Estado benefactor, no sólo usaron sino también abusaron del sistema. Y este chileno, este parásito de la sociedad sueca abre la boca y no lo hace mal. Tiene algo de ritmo, tiene carisma, tiene potencia en la voz… y entonces los suecos se acuerdan de que ellos también han tratado mal a varios de sus compatriotas, los han discriminado y piensan que quizás no son todos así, que quizás se equivocaron… y les baja un poquito de arrepentimiento. Ven al morenito esforzarse tanto, con tanta ilusión y humildad y se les parte el corazón medio congelado que tienen, como que les cosquillea algo ahí adentro y sienten que podrían, por una vez, hacer las cosas distintas. El chileno termina con una nota que se le va completamente en collera (más bien no la alcanza) e intenta disimularlo con una cabriola vocal, pero a esas alturas ya no importa, para ese momento ya todos se sienten lo suficientemente culpables y a la vez magnánimos como para regalarle su aplauso.



Por favor, escuchen la versión de Granada de Plácido Domingo, que es la clásica versión y vuelvan a escuchar la del chileno.



Les dejo también esta versión de mi último descubrimiento musical: Juan Diego Florez, tenor peruano halagado por el propio Domingo como el mejor tenor ligero de la historia. Si le gusta el canto lírico vale la pena escucharlo.


Ahora sí, me paro para aplaudir.

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viernes, 2 de abril de 2010

Cadenas religiosas

Aunque gritemos a los cuatro vientos lo mucho que odiamos las cadenas de cualquier tipo, nunca falta el contacto o el amigo desubicado que te envía una. La amistad y el amor son los temas preferidos: "eres mi mejor amiga", "el amor todo lo puede" y toda esa basura que parece sacada de la peor tarjeta de saludos. Frases hechas que, a estas alturas del partido, ya han perdido todo sentido y no sirven para nada más que para hacer chistes sobre ellas*.

Pero en fechas como la Navidad y la Pascua, Jesús y sus secuaces se toman la red para enviar mensajitos apocalípticos teñidos de amor, paz y todos esos sentimientos angelicales que dan ganas de responder enviándoles una molotov por e-mail.

Una de esas graciosas cadenas llegó a la casilla de correo de mi novio. Como me encuentro imbuida del beatífico espíritu de Semana Santa, se las transcribo y comparto con ustedes este trozo de sabiduría y amors (el texto en rojo son las respuestas de mi novio, versión aumentada y corregida por quien escribe).



Espero que no te moleste.

Me molesta sobremanera. Soy un fiel seguidor del Monstruo de Espagueti Volador y detesto las religiones violentas y dictatoriales.

"Cuando la vida te niega una cosa... es porque te tiene preparado algo mejor."
¿Y cuándo la vida le niega la vida a un niño? No me vengan con idioteces. Las cosas malas pasan por la misma razón por la que pasan las cosas buenas: porque existe un 50% de probabilidades de que pasen.

Hola, disculpa por molestarte pero es muy urgente! Tengo un amigo que llegó de muy lejos y necesita un lugar donde quedarse. Siendo así, le sugerí tu casa.
¡¿Pero cómo se te ocurre andar ofreciendo casas ajenas a desconocidos?! Después invítalo a mi cama también. Seguro que trata de meterme el espíritu santo, como tantos de sus sacerdotes.

Te pido que lo recibas y lo ames. Su nombre es Jesucristo.
Disculpe señor Jesucristo, pero no me interesan los vendedores ambulantes. Menos aún los que vienen a engrupirnos con fábulas hollywoodenses con las que se justifican inquisidores, oscurantistas, asesinos, guerreros santos, torturadores, dictadores y encubridores de pedófilos.

Ahora di en voz baja: puede entrar Señor, yo te necesito**.
Lo digo en voz alta: "váyase caballero. Trate de arreglar la cagadita que dejó hace dos mil años".

Limpia mi corazón con tu sangre y bendice a mi familia.
Si no ha sido capaz de limpiar su propia iglesia, dudo que pueda limpiar algo más que no sea su propio y santo trasero. 

Envía a tus contactos y recibirás un milagro mañana.
El mejor milagro que se me ocurre es la desaparición de los monoteísmos. Si tu dios no es capaz de cumplirlo, que se vaya a escribir biblias mejor.

Si crees en Dios, envía este mensaje a 20 personas.
Tengo serias dudas respecto a la existencia de Dios. La verdad, no me importa si hay uno, dos, doscientos o ninguno.

Si lo rechazan, recuerda que Jesús dijo: "Si me niegas entre los hombres, te negaré ante mi Padre”
¿Y quién se cree que es este hijito de papá? Típica actitud de mafioso. 
Súper elevado su sentido de justicia, me impresiona.

Dentro de 4 minutos te darán una buena noticia!
Sólo se me ocurre una buena noticia: el fin de las cadenas de e-mail... y de los monoteísmos.




* Acabo de ver la peli "(500) days of Summer" y no pude evitar acordarme de esta gran cita: "Roses are red, violets are blue... Fuck you, whore!" (uno de los personajes leyendo una tarjeta de amor escrita por el protagonista... sí, el prota era un looser que se dedicaba a escribir los mensajitos de las tarjetas).
** Cada vez que leo esta líneame imagino a una actriz porno diciéndola... tengo una mente podrida, lo sé, pero no me quejo =P

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jueves, 1 de abril de 2010

El mundo está loco

Conversación oída en la fila del banco.

Preámbulo: justo detrás mío, un caballero y una señora mayor parloteaban alegremente sobre el tema de moda por estos días en Chilito, a saber, el terremoto. Qué cuán fuerte fue comparado con el del 85, que dónde estaba para el del 60, que cómo se movían los árboles/calles/casas, etc. En eso, comienza este extraño diálogo.

- Señor: es que fue muy fuerte, si imagínese que se corrió el eje de la Tierra.
- Señora: sí... qué impresionante.
- Señor: claro, entonces ahora tiene que venir otro tanto o más fuerte para que la Tierra vuelva a su sitio.
- Señora: ...
- Señor: es como cuando uno tiene un dolor de cabeza. ¿Le ha pasado que siente como que el cerebro se mueve para los lados?
- Señora: si...
- Señor: es por lo mismo, porque se corre de su eje y para que se le pase tiene que volver a su lugar.
- Señora: ahhhh


Escuchar este tipo de cosas hace que piense que el mundo está irremediablemente loco.

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