jueves, 8 de noviembre de 2007

Y qué!

La sinceridad es un valor extraño. El sólo hecho de definir la sinceridad ya es problemático: si decimos que ser sincero es decir la verdad, estamos suponiendo de que hay una sola, lo que ya resulta bastante iluso, por decir lo menos. Si, en cambio, la definimos como “decir lo que pensamos” resulta, por lo menos, cuestionable, en cuanto a su pertinencia.


Sin embargo, para muchas personas la sinceridad es un valor en sí mismo. Por ejemplo, para mi papá. Uno de los discursos preferidos de mi viejo es hablar de lo importante que es decir la verdad, siempre, en cualquier circunstancia porque finalmente siempre sale a flote y en ese caso es mejor decirla y blablabla.

Yo no lo tengo así de claro. Creo que los valores sirven para algo más que estar enmarcados a la cabecera de la cama. Para algo más que palabras de buena crianza que lucen bien, que son políticamente correctas y consensuadas socialmente. Para mi los valores tienen que ver con algo más que eso. Tienen que ver con que si los consideramos como tales es que sirven para algo. En otras palabras, en primer término viene el “valor” de los valores.
Y eso es lo que me pasa con palabras como sinceridad que, lanzándolas al aire sin más, suelen sonar huecas. La sinceridad –para mi-, no es buena per se, decir la verdad, puede que no siempre resulte “bueno”, simplemente porque somos humanos, porque a veces es mejor no saber, no decir... qué sé yo...

El decir que “es bueno ser sincero” es un lugar común. Los valores no sirven por sí mismos, tienen una utilidad que va más allá. Uno no es sincero, simplemente porque debe ser así. Se es sincero porque, bajo determinadas circunstancias, es bueno para uno y para el resto.
Hay cosas que uno no quiere escuchar en la vida ¿es tan malo quedarse callado y pasarlo por alto? ¿va a cambiar radicalmente la situación si lo digo? Para bien o para mal?

3 comentarios:

Steparius jueves, noviembre 08, 2007 2:13:00 p. m.  

Saludos!

gracias por visitar mi página
..que alegría encontrar a alguien que conozca la hora 25

y bueno parece que coincidimos en algunos gustos musicales tb

hasta pronto
nos leemos!

- Claudio

MelyPaz sábado, noviembre 10, 2007 7:53:00 p. m.  

�Y por qu� no saber? Es cierto, hay cosas que duele conocer/descubrir, pero esos dolores son pasajeros (a menos que sean tan br�gidos como la segunda historia del Chacotero Sentimental... DOH!)

��nimo! Si te toca escuchar verdades duras piensa que, cuando despiertes, el dinosaurio todav�a estar� all�. Bueno, el mundo, t� y tus amig@s tambi�n =)

Saludos!

Jorge Román martes, noviembre 13, 2007 10:41:00 p. m.  

Personalmente, no creo en la sinceridad. Simplemente porque hay demasiada gente que no está preparada para escuchar la pura y santa verdad. ¿Por qué querría saber una mujer que su esposo, que, a fin de cuentas, la ama y es buen padre, le fue infiel una o varias veces? Si esa infidelidad no pasó a mayores (digamos no hubo contagio de ETS, no fue una relación duradera y el tipo nunca consideró dejar a su mujer por su amante) entonces es mejor no decir la verdad.
¿Es bueno ser sincero con su hijo y decirle "sí, eres feo, si yo fuera mina no te pescaría ni en bajada"? Eso es una sinceridad maricona. Tampoco es correcto hablarle de virtudes que no tiene: la idea es potenciar sus virtudes y ayudarle a compensar sus defectos.
Además, si sinceridad es entendida como "decir todo lo que pienso" también es una sinceridad maricona, porque al calor de una discusión o a causa de un mal día uno puede pensar (y por lo tanto decir) cosas muy hirientes que en realidad no diría en otras circunstancias, decir cosas que pueden dañar tanto una relación que mejor guardárselas. ¿Para qué decirle a un buen amigo que me parece de pendejo sus actitudes de conquista con una mina? ¿Por qué decirle a una buena amiga que se ve mal con esa ropa si no va a poder cambiarse hasta que llegue a su casa? ¿Por qué decirle a tu polola/o que te resulta atractiva otra persona si sabes que nunca va a pasar nada con ella? Todas estas "sinceridades" lo único que hacen es corroer las relaciones en vez de fortalecerlas. Nadie tiene derecho a recibir mala onda sólo por el capricho de un "consecuente" que tiene en mayor estima sus valores que sus seres queridos.
Concuerdo plenamente con la marcianita: los valores no tienen un valor en sí mismos.

He dicho.

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