martes, 2 de febrero de 2010

La libertad se aprende

"Toda convicción es una cárcel".
Friedrich Nietzsche

Si tuviera que elegir una sola cosa que agradecerle a mi papá, sin duda diría que su enseñanza más profunda, la que caló más hondo en mi, la que me ha dado tremendos quebraderos de cabeza, pero también tremendas satisfacciones y conocimientos fue la de leer, conocer, informarme, saber argumentar y poder elegir en libertad lo que fuera, desde creencias religiosas hasta tendencias políticas.

Mi padre toda su vida fue un buscador de lo que él consideraba “la verdad”. Siendo muy pequeño se alejó de la religión católica en la que lo había criado mi abuela y se convirtió en un “comecuras” (algo bastante justificado después de la mala experiencia que tuvo). Sin embargo, no dejó de buscar ese algo “superior” que él creía que existía.

No sé bien por cuántas creencias pasó mi papá, pero sé que fue un tema constante en su vida y que jamás dejó de leer y averiguar cosas. En casa había libros de metafísica, yoga, budismo e hinduismo. Recuerdo el viejo Buda chino que estaba sobre la repisa del living, con sendos velones y lleno de monedas de un peso a sus pies. En pleno pololeo con mi mamá, la convenció de seguir un curso de yoga con él en toda la onda mística-filosófica del asunto.

De las fotos que conservo de mi papá hay un par en las que aparece al lado de una especie de gurú hindú parecido al maharishi y todavía recuerdo la vez que, intruseando en la cómoda, encontré uno de esos delantales freaks que usan los masones. Mi papá era un caso.

Pero lo bueno de este camino que eligió mi papá de buscar durante toda su vida, es que no me impuso ninguna enseñanza religiosa predeterminada. Al contrario, siempre me alentó a leer todo lo que pudiera, a conocer y a pensar… y a elegir lo que yo quisiera. Y eso hice.



De niña iba en un colegio donde la enseñanza de la religión católica era opcional. Mi papá, que era también mi apoderado, decidió que yo no asistiera a esas clases. Al principio me molestó. Tenía unos 8 años y me molestaba no sentirme parte del grupo, tener que marginarme de ellos junto a un par de compañeros que eran Testigos de Jehová. Claro, era pequeña y no terminaba de entender las razones que me daba mi papá en ese entonces: “ahí te enseñan una sola religión, una sola creencia, una sola historia, pero hay más y cuando seas grande y hayas leído y visto más cosas podrás decidir y elegir por ti misma. O incluso no elegir nada”.

Cuando tenía 10 años mis papás se separaron y mi mamá pasó a ser mi apoderada. Lo primero que le pedí fue que me inscribiera en la clase de religión. Pero estuve solamente 2 años y justo me tocó la profesora más pesada. No recuerdo casi nada de ese período, salvo el sentirme bien por haber elegido algo que no me apartaba de mis compañeros (y arrepentirme al poco tiempo =P).

A los 12 nos cambiamos de comuna, casa y colegio. Terremoto grado 10. Mi mamá eligió un colegio católico que (lamentablemente) en los barrios más pobres son la alternativa educacional más conveniente en cuanto a precio/calidad. Pero había un problema: en el colegio no me aceptaban si es que antes no me comprometía a bautizarme y a hacer la primera comunión, por muy buenas que fueran mis notas. Mi mamá me ofreció buscar otro, pero yo quise quedarme ahí pensando que qué tan malo podría ser.

Y comencé a ir a las famosas catequesis y, extrañamente (o quizás no tanto), el tema comenzó a interesarme. Y me hice católica. No por presión familiar ni por tradición: porque yo lo elegí.

Yo habría sido muy feliz con una clase de historia de las religiones. Pero cuando es sólo una, la cosa se vuelve monotemática.

Fui católica de misa dominical por un año más o menos. Me aprendí la misa de memoria y, les digo, realmente lo disfrutaba. Era para mí todo eso que los curas cool dicen en las entrevistas cuando hablan de la alegría, el gozo, la entrega y blablablá. Así me sentía yo, la niña todavía mora en su capillita de barrio*.

Al año las explicaciones de los guías de catequesis me parecían absurdas y la iglesia como institución me daba asco. Sin embargo seguí creyendo.

Fui lo que llaman “católico a mí manera”, fui de esos medios hippies que andan viendo a Dios en las florcitas y los pajaritos, creí que Jesús era un santurrón buena onda, creí que Dios era un especie de energía universal que hace que el mundo se mueva. Creí muchas cosas, pero ninguna me satisfizo. Siempre terminaba cuestionándola y cuestionándome y siempre volvía a recordar las palabras de mi papá: finalmente se trataba de mi elección. Mi libertad.

Por eso mi espíritu más bien escéptico nunca ha estado más cómodo que con su nuevo traje de atea comegatitos. No digo que la búsqueda fuera inútil, al contrario, me sirvió para conocerme a mí misma, para leer un montón de cosas (me encanta la literatura religiosa**). No me arrepiento de mi año como católica practicante porque realmente lo disfruté, aprendí cosas y porque si no lo hubiera vivido no podría criticar las religiones de la misma forma.



Tampoco digo que todo esto haya sido una especie de “evolución” donde haya llegado a una especie de “estado superior” con respecto a los creyentes. Quizás termine mis días siendo una devota de la Virgen de la Santa Cachucha, quién sabe. Supongo que cada uno tiene el dios que quiere, que busca o que se merece. A lo que voy es que yo pude hacer todas estas elecciones porque tuve una familia y, sobre todo, un padre que me dio esa libertad desde que era pequeña, la libertad que muchos niños no tienen.

La gran mayoría de las personas cree, casi por default, en algo. La mayoría de los que por aquí pasen seguramente tendrá una formación cristiana y estén bautizados (incluso en más de una fe). Es cierto, eso dice poco de la persona y de los cambios que pueda experimentar a lo largo de su vida, pero ¿cuánto se tardaron en descubrir que creer puede ser una elección? ¿para cuántos de ustedes es simplemente “normal” ser cristiano o católico? ¿cuántos han tenido la real oportunidad de elegir en qué creer?

Hace poco veía un video de una psicóloga gringa que se dedica a tratar a gente traumada por las visiones extremistas de muchos grupos evangélicos. Lamentablemente, algunas de estas confesiones les meten a los niños ideas horrorosas sobre el infierno, provocándoles desde pesadillas hasta verdaderos traumas que les impiden llevar una vida adulta normal. La propia psicóloga confesaba haber sido víctima de este tipo de trato por parte de sus padres y no dudaba en calificarlo de abuso infantil.

No creo que creer en algo sea de por sí malo, el problema es, por un lado la imposición de una visión de vida que, cuando es enseñada desde tan temprana edad se normaliza, haciendo que muchas personas crean que pensar o actuar de determinada manera sea “lo obvio”. Por otra parte es todo lo que ello implica: la mejor cara del asunto (es obvio amar al prójimo) y la peor (es obvio amarrarme un cinturón de explosivos y hacer volar a unas cuantas personas porque es obvio que luego me iré al paraíso de los mártires donde 72 vírgenes esperan por mí).

Para mí no es obvio educar a los hijos en alguna creencia. No es obvio bautizarlos. No es obvio que aprendan la historia de una sola religión existiendo tantas (y más entretenidas que la católica/cristiana). Creo que las personas tienen el derecho y el deber de informarse, aprender, elegir y creo que nadie debería coartar ese derecho.



* Aunque ahora ni yo me lo crea, en algún momento durante esa etapa de mi vida pensé en ser monja misionera. Lo prometo.
** Mi sueño es dedicarle toda un sección de mi futura biblioteca

14 comentarios:

MelyPaz martes, febrero 02, 2010 1:18:00 p. m.  

¿Misionera como Papelucho? xD

A mí me iba bien en religión (católica) y hubo un tiempo en que me pareció un buen camino a seguir, hasta que, como a los 11 años, mi mamá me pilló escuchando metal y se molestó porque juraba que era música satánica. Le pregunté si Dios me perdonaría y me dijo, dramáticamente, "No sé".

Desde ese momento dejé de escuchar metal por un tiempo, pero siempre sentí un poco de rabia por el tema.

Ahora entiendo que Dios -y sus derivados- no tiene la culpa de nada. Él es el osito de peluche que cosimos y rellenamos para sentirnos estables. Según yo, es la idealización de un algo superior mucho más neutral e incomprensible. Un algo que puede ser amor e indiferencia, que crea y destruye porque así es la vida, no porque tenga un designio para cada ser =P

Saludos!

Any martes, febrero 02, 2010 8:18:00 p. m.  

Ahjajaj, que es una atea comegatitos? me hizo gracia la expresión.
En mi caso no elegí nada, me bautizaron, tomé la comunión, cumplí con todos los requisitos. Pero siempre estuve medio en el limbo en cuanto a religión; tengo etapas, hay épocas en que me siento muy mística y otras en las que me alejo y me olvido de la religión. Es muy feo, pero me siento una católica por conveniencia, cuando las papas queman me acuerdo de Dios, le pido al primer santo que se me cruza y prometo cosas que después no cumplo, una especie de manotazo de ahogado. Siempre recuerdo que mi abuela decía que hay que elegir un santo de esos a los que nadie les reza, porque están mas desocupados. Pedirle a San Cayetano o a San Antonio es perder el tiempo, tienen tantos clientes que no te dan ni la hora jajjaja (su preferido era San Martin de Porres, un santo negro, peruano creo)
Tu viejo te dejó una buena herencia, buscar, buscar, buscar hasta encontrar algo que nos llene, o no ...
abrazos

Myriam martes, febrero 02, 2010 9:48:00 p. m.  

Mely: jajajaja... una cosa así =P
Es como les digo cada vez que me intentan convencer que dios es así o es asá: si crees que dios es amor y eres una persona sensata y tolerante que predica hacer el bien al resto, eso sólo habla bien de tí, no de tu dios. Y viceversa, si alguien me saca al dios castigador y vengativo, eso sólo habla mal de ellos.

Sobre lo del dios neutral, acabo de terminar un libro ("Las Sirenas de Titán" de Kurt Vonnegut; ciencia ficción de la buena pro si te interesa;)) donde hablan de una creencia muy particular, la del Dios Absolutamente Indiferente. En esa sociedad es pecado decir "gracias a dios", se lo considera ofensivo y soberbio =P.

Saludos!

Any: jeje... sip, es por lo de comunistas ateos que matan gatitos =P

San Martín de Porres fue mi santa regalón por años. Todavía guardo una estampita y una estatuita de él. Es muy buena su historia! =P

Un gran abrazo, Any!

Diego martes, febrero 02, 2010 11:36:00 p. m.  

Me encantó este post, comparto muchísimo de lo que decís.
Mis padres tampoco me dieron una educación religiosa, y se los agradezco enormemente, porque sé lo que hubiera podido afectar mi vida algo así.
Estudié bastante a fondo a las religiones mayores, y a algunas de las menores (hasta leí el libro del Mormón, por cuestiones más bien personales). No se puede negar la experiencia mística. Existe. El problema es cómo se la interpreta.
Un saludo grande, y seguí así ;-)

Alegypsi miércoles, febrero 03, 2010 3:48:00 p. m.  

Las religiones, definitivamente el tema que más me apasiona en esta vida junto con la Historia del Arte.

Desde chica crecí en una familia católica pero no practicante como veía en otras familias de mis amigas. De todas maneras, en mi casa son muy creyentes.
Como hija de católicos hice todos mis deberes religiosos, hasta que llegué a la adolescencia y después de haber estado en colegio religioso, me dí cuenta de tantas cosas y hoy puedo decir que no tengo religión. No la religión que determina el hombre, no lo que me dicen que crea, decidí que Yo y solo Yo elijo qué creer y a mi manera. Como ser humano no puedo evitar buscar algo que sea más grande que la razón, por algún motivo necesitamos creer. Será por la razón justamente o por espiritualidad? en mi caso hay una línea muy delgada que a veces no puedo distinguir, por momentos pienso mucho en mis creencias y entonces ya no es espiritual.

De todas maneras creo que uno piensa a Dios(con el nombre que sea)y así él existe en nuestra vida. Me dí cuenta que es mi forma de sentir algo más allá de la razón, esa es mi manera de ser espiritual, no religiosa, que para mi son dos cosas muy distintas aunque a menudo se las vea juntas.

Creo que la religión puede ser bella si se desprende de la razón y de las frivolidades mundanas. Hoy para mi es esto, por eso no veo espiritualidad ninguna ni relación. Por lo tanto me vuelco hacia mi propia búsqueda mística, trato de no pensar tanto en aquello que es espíritu porque así no me sirve, se desvirtúa, para mi no es genuino. En fin, es muy largo mi punto de vista, no quiero aburrirte.

Me gustó mucho este post, muy interesante.

Jack Astron miércoles, febrero 03, 2010 6:21:00 p. m.  

Hola Myriam

Disfruté leyendo la historia de tu evolución religiosa, muy entretenida, y que me trajo recuerdos de la mía.

Me sorprendió que te gustara la literatura religiosa, pero luego recordé cómo me emociona la música religiosa… un Ave María bien cantada en la catedral me hace brotar lágrimas, aunque no me crea ni una sola palabra XD. Quizás sea algo similar.

Un abrazo.

Myriam miércoles, febrero 03, 2010 10:39:00 p. m.  

Diego: yo también tenía un libro de Mormón!!! jeje =P. Pero no lo alcancé a leer entero y desapareció o_O
Es mucho cosa de la interpretación. Donde algunos ven dioses, yo veo la maravilla de la vida y del universo.
Gracias, un abrazo para tí! =)

Alegypsi: a mí también me encanta la Historia del Arte. No descarto estudiarla algún día (soñar no cuesta nada, dicen).
Es cierto, es distinto espiritualidad a religiosidad, aunque yo creo que más bien ahora lo estoy encauzando por el camino de la filosofía y la lógica.
Con respecto a eso que planteas que pensar la espiritualidad acaba con ella, pues no sé... creo que son caminos distintos para encauzar la inquietud básica del hombre y creo que ambos son igualmente válidos y, dependiendo de la persona, satisfactorios.
Saludos y muchas gracias por pasar. Nos leemos ;)

Jack: muchas gracias n_n
Así es, me gusta mucho. Para mí en las mitologías y las creencias hay mucho de la naturaleza humana. Siempre me sorprendo con las cosas que leo (acabo de terminar uno sobre los cristianismos primitivos y ahora tengo sobre mi velador "Caín" de Saramago y "Dios no existe" de Hitchens) y siempre encuentro una nueva perspectiva para mirar no a los dioses, sino a la propia humanidad.
Abrazos!

Anónimo,  jueves, febrero 04, 2010 9:16:00 a. m.  

Myriam, muy buen post. Tocas un tema complejo y traspasas tus vivencias al respecto. Al igual que tú fui bendecida por una educación libre y diversa. Siento que Espiritualidad y Religión NO son sinónimos. Es más, la mayor parte de las veces las religiones matan el espíritu. En mi búsqueda lo que más se ha acercado a mi propia visión es el budismo pues no es una religión (una religión sin dios dicen algunos)si no más bien una psicología de la vida y de la muerte. Entrega herramientas prácticas para evolucionar en el aquí y en el ahora.
Un saludo fraterno compatriota!

Carlitox viernes, febrero 05, 2010 11:25:00 a. m.  

Excelente post.

Yo también agradezco la libertad de credo en mi familia.

La verdad es que no tengo problemas en ser ateo con un padre católico a la chilensis (ese que nunca pisa una iglesia) ex seminarista, una madre que dice ser creyente pero ni ella sabe en qué y un hermano animista. Lo único que nos molesta es cuando llegan visistas que tratan de imponer su creencia, ante lo cual le cambiamos el tema o nos ponemos pesado de una, según el ánimo (total, ellos empezaron)

Y el hecho que sea ateo tampoco se da por que sí. Es más, soy un serio cuestionador de ateos -me carga el ateo porque sí o el "desilusionado de dios"- ya que al fin y al cabo nadie tiene la certeza absoluta y el ateísmo pasa a ser otra creencia más (algunos creen que existe, yo creo que no) y como mínimo hay que saber el por qué de lo que uno cree y no "por que así me criaron".

Y sí, también pasé por mi etapa de Biblia, Historia Sagrada, Bhagavad Gita, Libro de Mormon, teogonías varias y las enseñanzas de Su Divina Gracia A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada.

PS: Olvidé mencionar que en algún momento pensé en estudiar teología.


...y eso

Myriam domingo, febrero 07, 2010 11:38:00 p. m.  

Eva: muchas gracias! =)
El budismo es una religión no teísta, pero la verdad todo va en cómo lo tome cada uno. Al final, las creencias que tengamos (o no), hablan más de nosotros que de cualquier deidad, profeta o iluminado =P
Saludos!

Carlitox: cuando te imponen cosas es lo más desagradable. Lamentablemente los monoteísmos tienden a hacer eso. Está en su ADN.
Bueno, depende, el ateísmo de creer que dios no existe es una creencia... yo no lo sé, ni me importa =P
Y sí, yo tb quise estudiar teología!!! chócale =P
Saludos!

Valen jueves, abril 01, 2010 3:46:00 p. m.  

Myriam, excelente post, me entretuve mucho, en realidad con todos los tuyos..
Yo tambien, gracias a dios (jaja), tuve libertad en mi familia, con respecto a este tema, aunque a mis dos padres les fueron inculcadas diferentes religiones, ambos me dieron la opcion de elegir la suya, o ninguna.
Concuerdo con alguien alla arriba, que dijo que el espiritualismo y la religion NO son sinonimos, porque yo creo que una fuerza, y aun estoy tratando de descifrar que es, aunque quizas no sea nada o nada que mi mente pueda alcanzar..

Bueno me parece que divague mucho jajaj.
Saludos, y te seguir leyendo.

Myriam jueves, abril 01, 2010 7:15:00 p. m.  

Valen: gracias por las felicitaciones! n_n
Y sí, yo también creo que son cosas distintas, la religiosidad tiene que ver más con las formas y eso que llamamos espiritualidad (que para mí es algo más cercano a la ética) con valores de fondo.
Un abrazo y nos leemos ;)

Josell jueves, abril 29, 2010 9:03:00 p. m.  

Quitar la religión de las escuelas porque ya hay iglesias es como quitar la educación física porque hay centros públicos deportivos, o quitar las ciencias porque hay laboratortios.

Si queremos ser neutrales, entonces que no nos enseñen ningún idioma y cuando seamos grandes elegiremos cual hablar.

Myriam jueves, abril 29, 2010 9:07:00 p. m.  

Josell: el razonamiento es incorrecto porque no tomas en cuenta algo fundamental, que detrás de la religión hay un sistema de creencias, un modo de pensar rígido y dogmático. Por lo demás, no es útil como la actividad física, la ciencia o el idioma, es absolutamente incomparable.

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