Siempre he envidiado a la gente capaz de decir la frase justa en el momento preciso; gente capaz de resumir intrincados conceptos en 6 palabras. También siempre he sospechado que más que ingenio espontáneo es el trabajo de tardes enteras mirando hacia el horizonte y mordiéndose la lengua… pero ahí están, instaladas en la historia y el inconsciente colectivo de muchos.
Mis favoritas, como más de alguno habrá notado, son las de Oscar Wilde. Ahí están también las célebres citas de Groucho Marx o las de Mae West, por nombrar algunos.
"Between two evils, I always pick the one I never tried before" (Mae West)
Sin embargo existe también otra clase de gente que, por alguna razón, se empeña en hacer las cosas mal. Yo estoy segura de que se trata de una habilidad que va más allá de la mera estupidez.
Me refiero a tipos como
Bush o como Piñera, gente que tiene una extraña combinación entre estupidez, ignorancia y falta de sentido común. Porque vale, no es primera ni última vez que un pariente más cercano que el resto de nosotros al chimpancé es elegido presidente, pero la gran mayoría goza de cierto sentido del ridículo y la vergüenza y, mal que mal, ha tenido la agudeza de rodearse de gente más inteligente que él (que es otra forma de inteligencia).
Pero haciendo oídos sordos y ojos ciegos a lo que funciona para el resto, estos especímenes se esfuerzan, cada uno a su manera, por meter la pata. Es más, debería loggearme en este minuto a Wikipedia para escribir una entrada sobre “meter la pata” y poner fotos de ambos a modo de ejemplificar.
"They misunderestimated me"
La última de su Excelencia el Presidente de la República de Chile fue dejar un lindo
recordatorio en su paso por Alemania. Después de una recepción formal, Piñera fue invitado a dejar su nombre y firma en el libro de visitas. Él, haciéndose el macanudo, quiso, además, dejar una frasecita para el recuerdo, algo así como “Saludos del dueñ… Presidente de Chile, Tatán… ah y ‘Deutschland über alles!”.
“Alemania sobre todos” es la frase con la que comenzaba el himno germano hasta que decidieron sacarla por encontrar que aludía al
régimen nazi. Cosa que ni Piñera sabía, ni el embajador le advirtió cuando el primero le pidió que le deletreara ‘über alles’.
Otro capítulo entero se podría escribir con los dimes y diretes de Tatán y su esposa.
Ella, que le hace la pelea en cuanto a frases sin sentido común pero que, sin embargo, me da un poco de penita. No pena, penita, así como chiquitita, de emo en día soleado.
Sólo por nombrar los 2 que más recuerdo: cuando murió el padre de Cecilia Moral y Piñera llevó el papelito famoso de los mineros –“Estamos bien los 33 en el refugio- al funeral de su suegro (y luego en un acto público bromeó hacer de que no había pasado agosto), y hoy cuando en el homenaje a los mineros dijo que
“si ella [Morel] me quisiera la mitad de lo que ustedes quieren a sus maridos, yo me sentiría el hombre más feliz del mundo” (a lo que ella le habría replicado que lo haría si él estuviera a 700 metros de profundidad).
Yo creo que es una habilidad. Así como es difícil decir cosas ocurrentes y comentarios agudos todo el tiempo, creo que debe ser igualmente difícil meter la pata tan seguido y en tantas ocasiones diferentes, casi como si estuvieran preparadas de antemano y todo fuera una obra de Ionesco.
Y pensar que nos reímos tanto de los gringos… ahora nos toca a nosotros.
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